martes, 24 de noviembre de 2009

El otro señor de los anillos

Froddo no tiene nada que ver. Ni Tolkien. Este señor de los anillos es el nombre cariñoso para un árbol que los mapuches llamaron lahuán -que significa viejo, añoso- y que los colonizadores, al confundirlo con el alerce europeo, bautizaron alerce. Hoy se lo conoce como alerce cordillerano y es la especie más antigua de la Argentina.

Este señor de los anillos es una conífera y crece un milímetro por año, aproximadamente. Si se hace un corte transversal en el tronco es posible contar cuántos años tiene por medio de los aros o anillos que se forman en la madera. En el centro de interpretación del Parque Nacional Los Alerces, por ejemplo, hay una rodaja de setecientos años. Perteneció a un alerce que estuvo en el parque cuando Colón llegó a América. Estuvo ahí, creciendo a su ritmo, hasta que los pobladores llegaron un día y lo talaron. Hace tiempo que los alerces están protegidos, y son la estrella de este parque nacional que lleva su nombre. Incluso hay un sendero, al que se llega luego de navegar media hora en un catamarán por el lago Menéndez, que conduce a un alerzal milenario. Le dicen El Abuelo.
El circuito, de unos dos kilómetros, transcurre por la selva valdiviana, donde llueve unos cuatro mil milímetros al año, así que los borceguíes impermeables son el calzado ideal.
En el camino se ven algunas de las cien especies de aves que viven en el parque.
Entre ellas, cauquenes, pájaros carpinteros y el rojo y gordo chucao, que parece un perro, por la docilidad. Según se cuenta en la zona, el chucao tiene dos tipos de canto. Uno para augurar buena suerte; y el otro, mala. Los pobladores saben reconocerlos, y parece que antiguamente hasta llevaban a sus mujeres al bosque, engañadas, poco antes de casarse. Se quedaban un rato y veían qué les anunciaba el chucao. Según el veredicto, procedían o no.
En el final del sendero, protegido por un cerco de madera, está El Abuelo, que tiene 2600 años, 57 metros de altura y 2,20 de diámetro. El tronco es rojizo y son necesarios siete pares de brazos para rodearlo.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=558067

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